No conseguirás lo que deseas y estarás poniendo en riesgo la salud de tu hijo
En muchas ocasiones nos encontramos familias que deciden que sus hijos/as abandonen la práctica del rugby (aplicable a cualquier otra práctica deportiva) por una mala racha académica.
- “Lo importante es lo importante”
- “Los estudios es lo primero”
En cierta manera parece que es lo lógico: presionar al mal estudiante con una actividad que le gusta para intentar conseguir un mayor sacrificio y esfuerzo; o prescindir de actividades “menos importantes” que pueden quitar tiempo de estudio.
Generalmente a esas familias no se les ha asesorado desde un punto de vista experto y no solo no consiguen mejorar el problema, sino que cometen un error grave, que puede perpetuar esa mala situación en el tiempo y que incluso acarreará graves problemas de salud en un futuro, acortando incluso la esperanza de vida de sus hijos.
Esto, que puede parecer exagerado, no lo es ni mucho menos. Estamos ante las primeras generaciones que pueden llegar a tener una esperanza de vida menor que la de sus progenitores. Los hábitos sedentarios de la sociedad han llevado a que los niños y adolescentes tengan sobrepeso, o que no realicen suficiente actividad física como para tener un sistema cardiorrespiratorio sano.
No expondré los múltiples beneficios que conlleva el hacer deporte, se pueden encontrar, fácilmente, millones de entradas en castellano en una simple búsqueda en internet. Es algo incuestionable. Solo quiero dejar claro que hoy en día no es una opción. No es un debate entre si le gusta a mi hijo o hija hacer deporte o no. ¡Tiene que hacer ejercicio! (Al igual que sus progenitores). Cualquier ciudadano medio de un país desarrollado tiene que hacer ejercicio de manera regular si quiere llevar una vida saludable y longeva. La primera causa de mortalidad en nuestro país son las enfermedades del sistema circulatorio. Estas enfermedades se pueden prevenir o incluso tratar con deporte, disminuyendo el porcentaje de posibilidades de fallecer por dicha causa. Cuanta más cantidad (a un volumen adecuado) y más regularidad, mayor esperanza de vida.
Por eso es tan importante una actividad deportiva en el horario de extraescolares de nuestros hijos e hijas. Quitársela supondrá restarles posibilidades de vida larga y carente de problemas graves de salud en su edad adulta.
Por otro lado, relacionado con la calidad y esperanza de vida está el plano emocional. El suicidio es la primera causa de muerte entre jóvenes en nuestro país y España es el país de Europa en el que sus adolescentes sufren mayores problemas de salud mental. Estos datos son aterradores. Además, el fácil acceso a las drogas que se existe en la actualidad agrava la situación.
El practicar una actividad deportiva, en la que además el niño o adolescente se sienta realizado, mejorará su autoestima. Existen múltiples tipos de inteligencias, que nuestros hijos e hijas desarrollarán a su ritmo y de manera diferente a los demás, ya que tienen sus propias motivaciones y talentos. Cuando a un estudiante se le da mal una materia, puede ser debido a que no se encuentra cómodo, motivado o realizado en dicha materia. El privarle de aquellas actividades en las que sí que se sienta hábil, lo único que logrará será hacer merma en su autoestima. Un descenso en la autoestima puede derivar en problemas de salud mental. Por el contrario, apoyarles en las actividades en las que el estudiante se encuentre cómodo, la aumentará que, a su vez, hará que se vea capaz de mejorar en las que se siente menos competente.
Por otro lado, la falsa creencia que una actividad deportiva “despista” al alumno de una actividad lectiva es fácil de rebatir. En estos momentos los niños pasan demasiadas horas “pegados” a una pantalla. Cuando se hacer referencia a los adolescentes las cifras de horas que están en redes sociales asustan. Un hábito que, a nivel de salubridad, no solo no aporta nada, sino que, además, resta. Si hay un tiempo para prescindir, de cara a centrarse en los estudios, sin duda alguna, es en las redes sociales, videojuegos y similares, no del deporte.
La presión social tecnológica a la que están sometidos los jóvenes, los atrae irremediablemente a la facilidad del sedentarismo. Una práctica que no exige asumir ningún riesgo inmediato, ni ningún tipo de esfuerzo. Un adolescente que practica deporte, está luchando continuamente contra los estímulos que le llaman para hábitos perjudiciales. Estímulos lanzados por sus amigos, las redes sociales, los medios de comunicación, la publicidad... La privación temporal obligada de su práctica deportiva, puede hacer desaparecer dicha motivación y conseguir que sucumba a esos hábitos y no vuelva a su práctica deportiva cuando se le permita. En mis más de dos décadas como profesional del deporte, he visto muchísimos casos.
Además, una práctica deportiva implica sacrificio y disciplina, sin las cuales será imposible realizarla con una mínima calidad. Son inculcadas en el alumno de manera amena. Estos valores son, sin duda, imprescindibles para ser un buen estudiante. Además, a nivel fisiológico, la práctica deportiva mejora los procesos cerebrales. El ejercicio estimula los componentes celulares y moleculares del cerebro. Las mejoras son básicamente en atención, control inhibitorio y memoria de trabajo.
Concluyendo, es un error garrafal castigar sin deporte a un mal estudiante y de sus catastróficas consecuencias.
Autor: Diego Dieste, Diplomado en Magisterio de Educación Física y Director de escuelas del Quebrantahuesos Rugby Club